Después puse una bolsa en la alfombra y, ante la expectación de todos ( ¿qué hay ahí?, ¿es un juguete?, ¡sácalo ya!...), fui sacando poco a poco una rama de castaño con erizos, de los cuales, alguno de ellos ya estaba abierto y se veía el fruto, la castaña. Con mucho cuidado de no pincharnos fuimos viéndolo uno a uno, pero sin tocar porque pinchaba.
Pregunté si sabían de dónde procedían los frutos que habían nombrado y ha sido gracioso escuchar, por ejemplo, que las peras salían del perecero, las castañas del ericero ( por los erizos que habían visto) , y las uvas, de la higuera, a lo que enseguida una niña dijo: "No, los higos son de la higuera que mi abuelo tiene una".
No me digáis que no es para comérselos.
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